Filmada en la Cordillera de los Andes, en los territorios atacameño, aymara y calchaquí-diaguita del norte chileno y el noroeste argentino, ALTIPLANO se desarrolla en un universo geológico de salares ancestrales, desiertos volcánicos y lagos coloridos. En la simbiosis que propone LUCA, se encuentra con pasajes poéticos de Estaciones, el libro de 2008 de la escritora libanesa Etel Adnan.
Las cámaras registran eventos atmosféricos como el murmullo del bosque, la llovizna, la niebla. Durante la noche del equinoccio el aguacero quebró las ramas. La tierra sacudió a todo en derredor. Los mapas tuvieron que ser trazados nuevamente.
Y entonces, está la luna. Su existencia plantea esta crucial interrogación: ¿esconde el Ser un rostro permanentemente escondido, como ella lo hace? El cielo es vasto más allá de cualquier posibilidad de imaginar su expansión. Así que el sistema solar es relativamente íntimo.
La revelación no sucedió en la montaña sino que era la montaña, y el fuego. En otras lenguas, otras cosas suceden. ¡Qué extraño! El universo está en mi puerta. Está entrando en la habitación. Está aquí. Está goteando.
El río corriendo cuesta abajo desde su paso montañoso ofrece un nuevo reino, un lenguaje nuevo para aprender. Un cerebro nuevo quizás sea necesario, y un poco más de tiempo. Los bosques mantienen ríos secretos, los grandes, y en sus fronteras soles enormes devoran el mundo.
En ciertas horas el jardín está solo. Mi atención discurre a lo largo de los bordes de la fuente octagonal. Vivimos en muchos lugares, experimentamos distintos espíritus telúricos. Al final, viviremos en todos estos lugares simultáneamente. Fin.